Relatoria sesion 5-2011:El multiculturalismo liberal

Relatoría del taller de Pluralismo Cultural, Sesión de 9 Marzo, 2011 (relatora: Adriana Espinosa)

“Sobre el multiculturalismo liberal” (Kymlicka) Ponente: Mónica Mazariegos

1. Introducción (a cargo de Oscar Pérez):

Kymlicka, autor canadiense de origen checo, es uno de los autores referentes en el pluralismo cultural. Ha introducido dentro del liberalismo el debate de la diversidad cultural, un concepto que tiene cabida dentro de una visión alternativa del liberalismo. Para Kymlicka, hay que defender los derechos del grupo siempre que no vayan contra la autonomía, contra los derechos individuales. Es necesario precisar que aquí, el concepto “liberal” se utiliza en sentido anglosajón, como sinómino de “liberal igualitario” (no en el sentido de “liberal conservador” que se ha desarrollado en Europa).

Desde 1998 es catedrático de Filosofía Política en la Queen’s University en Kingston, Ontario, Canadá.  Sus áreas de investigación son la democracia y la diversidad, en particular los modelos de ciudadanía y justicia social dentro de las sociedades multiculturales.

El texto que se va a analizar es “Los orígenes del multiculturalismo liberal. Fuentes y precondiciones”, y forma parte del libro Las odiseas multiculturales, del mismo autor. Se trata éste de un libro que aborda los dilemas morales y prácticos que enfrenta el multiculturalismo liberal, tesis planteada en su obra Ciudadanía multicultural, un trabajo con un enfoque más teórico.

2. Ponencia de M. Mazariegos:

Es característico de las tesis de Kymblicka la existencia de dos niveles de análisis, uno de carácter teórico y otro de carácter práctico. En el primero, desarrollado en el mencionado libro Ciudadanía multicultural, recoge unas categorías descriptivas imprescindibles y otras categorías normativas. En el ámbito descriptivo, el autor diferencia distintos tipos de minorías con diferentes necesidades específicas. Se pueden mencionar dos grandes grupos. En primer lugar, las minorías nacionales (o ‘minorías viejas’), que abarca minorías nacionales en sentido estricto (grupos existentes en Europa en el momento de la formación del Estado Nación que quedaron integrados en un Estado mayor) y pueblos indígenas (poblaciones aborígenes en países colonizados). En segundo lugar, los grupos de inmigrantes (o ‘minorías nuevas’), que exigen un espacio de reconocimiento.

Por otra parte, en el ámbito normativo, Kymlicka recoge diferentes categorías de “derechos diferenciados” o derechos de grupos: derechos de autogobierno (de la comunidad hacia adentro), derechos poliétnicos (apoyo financiero…) y derechos específicos de representación en las instituciones del Estado. Para esta categorización, el autor apela a dos ideas:la primera es la relación intrínseca entre la libertad y la cultura, que se explica en la comprensión de que la autonomía es el principal argumento del liberalismo y en la constancia del alto coste de abandonar la cultura. La segunda idea es el reconocimiento de que los Estados no son neutrales desde el punto de vista cultural: hay una imposición de patrones culturales desde los grupos hegemónicos. Considerando esto, el autor puntualiza que los derechos de grupos no son absolutos, ya que Kymlicka es contrario a las restricciones internas a la autonomía individual en aras de la “preservación de la identidad cultural”.

[Oscar  Pérez: Kymlicka diferencia entre movimientos culturales y movimientos sociales. Los primeros buscan diferencia y los segundos, igualdad. Esta dualidad es discutida por otros teóricos del Multiculturalismo. Para Kymlicka, los únicos con derechos colectivos son los movimientos culturales. Para Oscar, es un panorama más complejo, él propone un enfoque que abarque redistribución, reconocimiento e inclusión. Nota relatora: para profundizar en esta polémica, ver en sesiones anteriores la alternativa redistribución o reconocimiento, recogidos en Fraser.

Entrando en el nivel práctico (desarrollado en el libro mencionado y objeto de la sesión, Las odiseas multiculturales), comenzamos con una pregunta básica: ¿Es válido que el liberalismo imponga sus principios a las minorías? Para Kymlicka, no es válida la imposición, pero sí la persuasión. Entre ambos conceptos hay límites delgados, que el libro trata, centrándose en los dilemas morales del Derecho Internacional y las Organizaciones Internacionales (ONU, Unión Europea, Organización de Estados Americanos, Banco Mundial…) que han incorporado el multiculturalismo como eje de trabajo.

Para explicar el avance del multiculturalismo liberal, el capítulo V del libro explica las fuentes y las precondiciones que lo caracterizan. Kymlicka habla de motivaciones estructurales subyacentes, que comprende ideales morales (cambio de las tradicionales jerarquías étnicas) y razones estratégicas (cambios en los sectores geopolítico y económico).

En el marco de los ideales morales, alude a una revolución de los derechos humanos, que tiene una doble dirección: por un lado, como una revolución con rol inspirador para las reivindicaciones del multiculturalismo. En esta línea se distinguen tres etapas: descolonización, segregación y reconocimiento de minorías culturales. Por otro lado, los derechos humanos se erigen como límites a las comunidades que quieran imponer restricciones internas a sus sujetos. La idea de fondo es evitar los sistemas de opresión internos.

De este modo, Kymlicka se decanta por subrayar las “expectativas liberales” de que los valores liberal-democráticos se extiendan y enraícen tanto en grupos mayoritarios como minoritarios. Para ello, confía en una especie de fuerza de atracción del liberalismo democrático  hacia otras culturas. Confía en que el liberalismo multicultural transmita la idea de que el multiculturalismo también permite derechos culturales y políticos a las minorías.

Algunos autores han realizado críticas a la tesis de Kymlicka, tachándola de relativismo cultural, por la defensa que hace de los derechos colectivos. Otros autores lo sitúan en el posmodernismo o deconstructivismo.   En respuesta, desde la posición del autor se pueden lanzar los siguientes argumentos:

Primero: el multiculturalismo liberal pretende “impactar en las culturas”, liberalizándolas, respetando su autonomía. Se trata, por tanto, de una postura liberal.

Segundo: rechaza su calificación en el deconstructivismo. De hecho, desde esta corriente también se le ha criticado, por “esencializar” a los grupos.

Tercero: rechazar haber tomado parte del multiculturalismo neoconservador, que defiende lo “tradicional y auténtico” y en base a ello ejerce represión.

Por último: subraya que la expansión del multiculturalismo en la práctica, por parte de activistas, jueces, sociedad civil y organizaciones internacionales ha sido liberal y no conservadora.

[Oscar recuerda el caso, ocurrido en España, en el que una niña llamada Fátima acudió con velo a la escuela y esto motivó un debate en torno al multiculturalismo. En España, dice Oscar, no tiene muy buena prensa. Hay una visión de esta corriente como la apelación a prácticas extravagantes (la lapidación, ablación etc), como la sociedad dividida en guetos). Menciona a Sartori y recuerda la oposición Multiculturalismo VS Pluralismo y menciona el texto “Culture and Equality”, donde se hace una crítica al multiculturalismo].

[Respuesta de Mónica: en el Capítulo I, Kymlicka aborda el debate terminológico y precisa el uso que el autor da al término “multiculturalismo”].

Como conclusión al tema de la expansión del multiculturalismo, el autor dice que éste ha sido exitoso en Occidente cuando es capaz de postular los valores democráticos y los derechos humanos.

Otro tema que se aborda en relación al texto es el de las relaciones de poder de las políticas multiculturales y la presión que los grupos de poder ejercen. Kymlicka propone un análisis global para entender el fenómeno, en torno a tres factores generales:

–         Primero, la democracia: es un elemento clave porque ha limitado a las élites y ha aumentado la participación de los grupos minoritarios.

–         Segundo, la demografía: hay un mayor número de grupos étnicos.

–         Tercero, la revolución de los derechos humanos.

Atendiendo esto, el autor enfoca la pregunta de por qué los grupos hegemónicos aceptan el multiculturalismo, y responde que tienen razones estratégicas. Tres ejemplos de ello son:

–         La descolonización: durante la II Guerra Mundial, las potencias occidentales se dieron cuenta de que si no daban cierta autonomía a sus colonias, éstas se podían revelar.

–         Segregación: durante la Guerra Fría, la Unión Soviética desarrolló el discurso sobre la opresión de las minorías afroamericanas en Estados Unidos, demostrando la doble moral de las élites norteamericanas.

–         Multiculturalismo liberal: la inseguridad de los Estados respecto a sus vecinos condicionaba el tratamiento a las minorías. Gracias a la OTAN, la posibilidad actual de que un país ataque a su vecino ha desaparecido.

Para terminar la ponencia, cabe destacar el retroceso en el multiculturalismo que se observa en la cuestión de los derechos de los inmigrantes.

 

3. Turno de preguntas:

a. Carlos ¿Hay alguna relación entre las cinco condiciones de éxito del multiculturalismo que has mencionado en América Latina y los Grupos indígenas?

Mónica: Es discutible porque en América Latina tampoco es homogénea la aceptación del multiculturalismo. El debate de fondo se da entre Kymlicka y James Anaya (que se analizará en la próxima sesión. Nota relatora) sobre el alcance de la libre determinación y la participación de los pueblos indígenas. Ejemplo de ello es la presencia de empresas transnacionales y la explotación de recursos.

b. Pedro Gómez: Problemas de la tesis de Kymlicka por su carácter inherente a los conceptos de “derechos humanos” y “democracia”. Se basa en el contexto occidental democrático, que posee estos dos valores. Pero cuando exportas el modelo de Kymlicka a otros contextos, no se ve el discurso sobre el multiculturalismo. Por ejemplo ¿por qué ha habido un reconocimiento normativo distinto para los pueblos indígenas y otros movimientos minoritarios, cuando los valores que reclaman son los mismos? Algunos lo justifican en una reparación histórica para los primeros, pero no es suficiente.

Mónica: Kymlicka sí aborda el tema en el libro. Reconoce que no es igual una comunidad indígena en Latinoamérica que una minoría como la catalana o la quebequense, pero considera que no debería haber propuestas normativas diferentes para pueblos indígenas y minorías. Es precisamente el debate que sostiene con James Anaya, quien defiende la diferenciación normativa, basándose en la reparación histórica como uno de sus principales argumentos para tal distinción.  Para Kymlicka, los pueblos indígenas,  forman “sociedades premodernas” que no promulgan el liberalismo en la Economía. Esto  se vincula a cuestiones como la actividad de las empresas transnacionales en territorios indígenas, que pone sus medios de vida en la línea de fuego, y también está vinculado a conceptos como el derecho a la consulta  de los pueblos indígenas y a la discusión sobre si los efectos de la consulta son vinculantes, como una forma de veto. Para Kimlcyka, el derecho de autogobierno indígena no se enmarca en la libre determinación.  Afirma que los pueblos indígenas son antiliberales y por tanto su gobierno debe ser mediatizado por el Estado liberal,  de manera que las comunidades indígenas no tienen la última palabra en el uso o gestión de los recursos.

Pedro: ¿Kymlicka plantea la legitimación de los procesos de colonización? Yo veo aquí una tensión.

Mónica: Está relacionado con la paradoja mencionada al principio. Es la paradoja de los derechos fundamentales liberales. Así, los procesos de reforma constitucional de Bolivia y Ecuador han perseguido la emancipación, pero usando los canales procedimentales “coloniales” (democracia occidental). Esto daría lugar a que no hay realmente una “descolonización”, una paradoja y tensión dentro de los movimientos indígenas.

b. Otro alumno plantea la dicotomía entre la teoría y el mundo real. ¿Hasta dónde se llegan a concretar las aspiraciones teóricas del multiculturalismo? En relación a los pueblos indígenas, comenta que muchas reivindicaciones de los pueblos indígenas han sido inspiradas por el movimiento de los derechos humanos e implican, por tanto, un lenguaje liberal. ¿Por qué? Se pregunta si es porque el movimiento liberal ha facilitado la comunicación con los Estados (porque respeta el statu quo de sus instituciones). Por último, se plantea la dimensión estratégica de crear políticas multiculturales, alejada del romanticismo de la defensa de esta corriente. (Caso de México, donde es más “rentable” desarrollar el multiculturalismo). En la perspectiva de Kymlicka, qué propuesta  habría para dotar a las comunidades indígenas de un espacio de deliberación sin influencia de los derechos humanos (entendidos en su inspiración liberal)?

Mónica: Esta perspectiva no cabe dentro de Kymlicka, porque su apuesta es la liberalización de las culturas no liberales. En opinión de la ponente, hay cierto maniqueísmo en la obra del autor, al identificar lo liberal como el avance y lo no liberal como lo que debe liberalizarse para alcanzar un estatus digno de interlocución con la cultura liberal.  Kymlicka no lleva a cabo una visión crítica e introspectiva de su propia cultura (la ponente apela al argumento de incompletitud de las culturas, sostenido por Boaventura de Sousa Santos). Hay una especie de “posición evangelizadora”, de que “hay que liberalizar a todos”. De este modo, se puede objetar a Kymlicka que las tensiones entre las culturas son mucho más complejas, derivadas de la dialéctica entre valores liberales y otros valores del comunitarismo, por lo que el liberalismo ni las resuelve, ni necesariamente las abarca en toda su dimensión.  Además, su tesis no aborda las relaciones estructurales entre dominación cultural y  exclusión económica. Es una tesis que tiene al sistema capitalista como punto de partida y a la vez como punto de llegada. No sale, lo que puede ser un intento de “encorsetar” la realidad.

d. Andrés Murcia: Kymlicka sí reconoce ciertos retrocesos en el multiculturalismo respecto a la inmigración. Especialmente desde el 11-S. Falta un paradigma desde el punto de vista redistributivo, cuando una de las dificultades de los inmigrantes es esa competencia por los recursos.

Mónica: Y esto no se aborda en todo el libro. Sólo hay una nota en la primera página. Se limita a criticar “el multiculturalismo corporativista a lo Benetton” sin llegar al nivel estructural de la economía. Mónica hace una remisión a Fraser, al libro “Iustitia interrupta”, donde Fraser establece una incompatiblidad entre el multiculturalismo y la adopción de medidas económicas de transformación estructural. Cita además la crítica de Slavoj Zizeck, quien considera que “El multiculturalismo es la ideología ideal del capitalismo”.

En resumen y para terminar, la ponente enumera una serie de críticas que se puede hacer a la teoría planteada por Kymlicka, como sigue:

  • El optimismo desmesurado respecto a la “fuerza de atracción” del Multiculturalismo Liberal sobre las culturas no liberales..
  • Los derechos en función de grupo no satisfacen las necesidades más complejas de justicia para las minorías culturales y pueblos indígenas, que incluyen dimensiones como la redistribución, por ejemplo.
  • Kymlicka apuesta por la “persuasión” para la liberalización sin entrar su funcionamiento en la práctica.  No critica la imposición y el condicionamiento de ayudas al desarrollo, ni la tensión entre políticas de cooperación y comercio en el nivel internacional, dos ámbitos muy relevantes que no se tratan.
  • Redistribución: no hay en el libro un análisis histórico de la dominación cultural-económica, derivada del Consenso de Washington. (El multiculturalismo liberal y la economía global no son esferas inconexas ni descoyuntadas).
  • Siendo una obra comprometida con el reconocimiento  cultural, llama la atención el descuido en el tratamiento de los contextos materiales de surgimiento y reproducción de las identidades en las culturas oprimidas.
  • Ausencia de crítica a las estrategias de intervención en la arena política de las corporaciones transnacionales, que ejercen lobby sobre los Gobiernos nacionales y los Organismos Internacionales.  Kymlicka deja de lado el análisis de la progresiva reducción de las capacidades políticas del Estado, en contraste con la creciente influencia del poder de actores no estatales, cuestión clave para la viabilidad de cualquier propuesta normativa.

 

Óscar Pérez: Fin de la sesión y hasta la próxima.

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